febrero 14, 2020

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¿Qué son las creencias limitantes? El cuento del elefante encadenado

¿Te pillas a veces empezando una frase por “No puedo…”, “No valgo para…”, “Es imposible…”? Imagino que sí 😉

Todos tenemos un montón de creencias que condicionan nuestras acciones. Cuando estas creencias nos limitan, las llamamos creencias limitantes. Son juicios que proceden del pasado (infancia, experiencias, relaciones…) y que nos llevan a considerar una interpretación de la realidad como hechos. Las tenemos tan integrados en nuestro subconsciente que no nos damos cuenta de ellas.

Una vez que se toman por hecho, no se vuelven a cuestionar, tengan o no fundamentos. Estas creencias condicionan gran parte de nuestros comportamientos y se esconden detrás de muchos de los obstáculos que nos encontramos cuando queremos mejorar nuestra vida. Esta creencias nos limitan en nuestro crecimiento y desarrollo como personas.

Tienen tanta importancia que les dedicaré un artículo específico para explicar más en detalles cómo identificar y trabajar sobre ellas.

En este artículo, lo que quiero es compartir el maravilloso cuento de Jorge Bucay “El elefante encadenado”. Permite realizar como la creencia más limitante de todas, la del “no puedo”, termina condicionando nuestra vida.

Cuento “El elefante encadenado” de Jorge Bucay

Cuando yo era pequeño me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos eran los animales.

Me llamaba especialmente la atención el elefante. Durante la función, la enorme bestia hacía despliegue de su peso, tamaño y fuerza descomunal… pero después de su actuación y hasta un rato antes de volver al escenario, el elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas a una pequeña estaca clavada en el suelo.

Sin embargo, la estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en la tierra. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa me parecía obvio que ese animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su propia fuerza, podría, con facilidad, arrancar la estaca y huir.

El misterio es evidente: ¿Qué lo mantiene entonces? ¿Por qué no huye?

Cuando tenía cinco o seis años, yo todavía confiaba en la sabiduría de los mayores. Pregunté entonces a algún maestro, a algún padre, o a algún tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapa porque estaba amaestrado.

Hice entonces la pregunta obvia: – Si está amaestrado ¿por qué lo encadenan?

No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente.

Con el tiempo, me olvidé del misterio del elefante y la estaca… y sólo lo recordaba cuando me encontraba con otros que también se habían hecho la misma pregunta.

Hace algunos años, descubrí que, por suerte para mí, alguien había sido lo bastante sabio como para encontrar la respuesta:

El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy, muy pequeño.

Cerré los ojos y me imaginé al pequeño recién nacido sujeto a la estaca. Estoy seguro de que, en aquel momento, el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y, a pesar de todo su esfuerzo, no lo consiguió porque aquella estaca era ciertamente demasiado fuerte para él.

Juraría que se durmió agotado y que al día siguiente volvió a probar, y también al otro, y al que le seguía…

Pata de elefante encadenada

Hasta que un día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino.

Ese elefante enorme y poderoso que vemos en el circo no escapa porque cree, pobre, que NO PUEDE.

Él tiene registro y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que sintió poco después de nacer. Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese registro.

Jamás… jamás… intentó volver a poner a prueba su fuerza…

Todos somos un poco como el elefante del circo: vamos por el mundo atados a cientos de estacas que nos restan libertad.

Creencias limitantes - Elefante encadenado y niño

Vivimos pensando que «no podemos» hacer montones de cosas, simplemente porque una vez, hace tiempo, cuando éramos pequeños, lo intentamos y no lo conseguimos. Hicimos entonces lo mismo que el elefante, y grabamos en nuestra memoria este mensaje: No puedo, no puedo y nunca podré.

Hemos crecido llevando ese mensaje que nos impusimos a nosotros mismos y por eso nunca más volvimos a intentar liberarnos de la estaca.

Cuando, a veces, sentimos los grilletes y hacemos sonar las cadenas, miramos de reojo la estaca y pensamos “No puedo y nunca podré”.

Esto es lo que te pasa, vives condicionado por el recuerdo de una persona que ya no existe en tí, que no pudo.

¡Tu única manera de saber si puedes es intentarlo de nuevo poniendo en ello todo tu corazón!

Jorge Bucay

Conclusión

Espero que este pequeño cuento te ayude a reflexionar. Puedes encontrar este y otros cuentos inspiradores de Jorge Bucay en su libro «Déjame que te cuente».

Y si has entendido el poder tan grande que puede tener estas creencias limitantes, te planteo empezar a prestar atención cada vez que empiezas una frase por “No puedo…”, “No valgo para…”, “Es imposible…”

Te dejo con una cita inspiradora.

Y recuerda ¡Decides tu vida si no quieres que otros decidan por ti!

¡Un abrazo! 

Sylvain

Vivimos pensando que «no podemos» hacer montones de cosas, simplemente porque una vez, hace tiempo, cuando éramos pequeños, lo intentamos y no lo conseguimos. Jorge Bucay

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Sobre el Autor

Hola, me llamo Sylvain Arzo. Soy francés y vivo en Sevilla desde 2007. Soy ingeniero de profesión y coach humanista por vocación.
Escribo en este blog para compartir reflexiones y consejos prácticos para tener una vida con más sentido y menos estrés ¿Quieres que te acompañe en el camino de tu crecimiento personal?

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