¿Tienes claro cuál es el rumbo de tu vida? ¿Eres tú el que decide realmente el camino que quieres seguir?
Si contestaste que sí a estas 2 preguntas te doy la enhorabuena, porque formas parte de una minoría de personas que tienen claro su propósito y que van marcando un camino para alcanzarlo. Si contestaste que no, o simplemente no lo tienes claro, entonces tienes la maravillosa oportunidad de replantear y decidir lo que quieres hacer de tu vida ¡Aprovéchala!
En este post quiero reflexionar sobre esta cuestión tan importante que es el rumbo de nuestra vida. Creo que es necesario parar de vez en cuando para coger un poco de altura y observar las cosas con más perspectiva.
Me gusta comparar el fluir de la vida a una barca avanzando sobre el agua. De joven, navegamos sobre un rápido, en una barca pequeña y poco estable. Pero con el paso del tiempo, aprendemos a manejarla cada vez mejor.
Durante la bajada, el agua corre rápido y nos encontramos con muchas bifurcaciones que representan tantas oportunidades. Solo tenemos que tomar decisiones en cada una de estas bifurcaciones, pero lo bueno es que, aunque no hagamos nada, seguiremos avanzando.
En esta etapa, tenemos todas las posibilidades del mundo por delante y podemos soñar con las islas paradisíacas que podremos explorar cuando lleguemos al mar.
Cuando avanzamos un poco más por la vida (25-40 años) salimos a mar abierto. La vida se estabiliza (trabajo, lugar fijo, familia, casa...) y la pequeña barca se convierte en un gran barco. Los 2 remos que nos permitían tomar decisiones tan rápidas en las bifurcaciones se han convertido en un complejo sistema de timón, velas, cuerdas...
A diferencia de la etapa anterior, si no hacemos nada, dejamos de avanzar, derivando sin rumbo en una dirección que sólo depende de las corrientes y del viento. En esta etapa, el paisaje puede ser más monótono, dando la sensación que estamos viviendo lo mismo, día tras día, año tras año.
En nuestro gran barco, tenemos mucho más capacidad y estamos mucho mejor equipado para decidir nuestra vida. Tenemos todas las oportunidades del mundo y podemos cambiar de rumbo en cualquier momento. Paradójicamente, nuestro horizonte se limita y en muchas ocasiones acabamos viviendo con el piloto automático activado. Llenamos el día de gestiones que no parecen llevarnos a ninguna de estas islas paradisíacas que soñábamos de joven.
En esta vida en modo automático queda poco espacio para los sueños. De hecho, si una oportunidad se cruza por nuestro camino (una idea, un libro, un consejo de un amigo...), nos encontrará muy poco receptivo. Me imagino que podríamos tener un dialogo así:
En mayor o menor medida creo que todos nos parecemos un poco a este marinero, que vive con el piloto automático activado. Prefiere mantener su vida con poco rumbo en vez de levantar la cabeza y mirar al horizonte para decidir adónde quiere llegar.
En mi opinión, la vida es demasiado bonita y fugaz para vivirla sin rumbo, con el piloto automático activado. Creo que es nuestra obligación llenarla de sentido para disfrutar al máximo de las experiencias de cada día.
Espero que te haya hecho reflexionar. Te dejo con una cita inspiradora y un pequeño consejo práctico.
¡Un abrazo!
Sylvain
No hay viento favorable si no sabes adónde vas. Séneca
En esta ocasión, solo te pido que te pares unos 15 minutos para reflexionar si el rumbo que tiene tu vida es el que quieres. Para esto, puede ayudarte imaginar adonde llegarás dentro de 5 y 10 años si sigues tu rumbo actual.
Ahora reflexiona con sinceridad si te sientes a gusto con esta proyección ¿Hay algunos aspectos que quisieras cambiar? No te preocupes porque te iré dando consejos prácticos para hacerlo poco a poco.
¿Te animas a compartir tus reflexiones? Puedes dejar un comentario o enviarme directamente un email.
Si te ha gustado este post no dudes en compartirlo:
Hola, me llamo Sylvain Arzo. Soy francés y vivo en Sevilla desde 2007. Escribo en este blog para compartir reflexiones y consejos prácticos para tener una vida con más sentido y menos estrés ¿Te interesa?