marzo 11, 2021

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No te compares con nadie más que contigo mismo

¿Sueles compararte con otras personas? Si eres como la gran mayoría, apostaría a que no puedes evitar hacerlo. Es algo que parece inherente al ser humano y, por desgracia, puede tener consecuencias muy negativas. Cuando nos comparamos, solemos ver en el otro lo que nos falta, generando cierta "envidia" que nos hace sufrir sin aportar nada a cambio.

En mi caso particular, sufrí mucho durante mi infancia comparándome, y esto contribuyó a bajar mi autoestima. Siempre encontraba algo mejor en l@s demás y eso me hacía sentir menos valioso. Afortunadamente, he aprendido con el tiempo a dejar de sufrir de estas comparaciones y esto me ha permitido ganar confianza en mí mismo.

En este artículo quiero compartir mi experiencia, por si te puede servir, y plantearte formas alternativas de aprovechar esta tendencia natural a la comparación para mejorar tu vida. Al final del artículo, comparto un maravilloso libro para entender el impacto tan grande que tienen las comparaciones con nuestro entorno familiar.

Cómo el hecho de compararme me hizo perder mi autoestima

Durante mi infancia, tengo recuerdos de compararme constantemente. Primero con mis 2 hermanos, luego con mis amig@s y más adelante con cualquier persona que se cruzaba por mi camino. El problema con eso, es que cuando me comparaba nunca salía bien parado. No porque las demás personas eran “mejores” que yo, sino porque comparaba precisamente uno de mis puntos débiles con los puntos fuertes de los demás. Así siempre salía perdiendo.

Además, no limitaba el resultado de la comparación a un aspecto concreto sino que, sin darme cuenta, lo extrapolaba al resto de la persona, llegando a la conclusión de que era mejor, más feliz… Este tipo de comparaciones sistemáticas me hacían sentir mal, más pequeño y con menos valía.

Recuerdo que hacia los 18 años ocurrieron unos hechos que cambiaron por completo mi paradigma. Primero, surgieron casualmente unas conversaciones con cada uno de mis hermanos, en distintos momentos, en las que ellos me reconocieron que se comparaban conmigo y que tenían la sensación de que era “mejor” que ellos. Más adelante, en este mismo año, tuve conversaciones similares con algun@s de mis amig@s que tenía muy idealizad@s. Esto me hizo replantear por completo mis creencias al respecto.

Empecé a entender que este tipo de comparaciones carecían de objetividad y de sentido. En vez de creer que los demás eran mejores que yo, empecé a pensar que cada persona era un mundo y que no tenía idea de cómo se podía sentir por dentro.

Este pequeño cambio tuvo un efecto tremendo en mi autoestima y en mi vida. Me permitió ganar una gran seguridad que tengo la suerte de haber mantenido hasta hoy.

¿Por qué no sirve de nada compararte con los demás?

Desde entonces, he reflexionado mucho sobre esta tendencia natural a la comparación y he encontrado varios motivos para entender que no tiene mucho sentido:

  • No conocemos el mundo interior de una persona (ni siquiera conocemos el nuestro), por lo cual no podemos juzgar de su éxito o de su suerte en base a lo que vemos desde fuera.
  • Cada persona tiene sus propias necesidades y aspiraciones, y no existe una forma de comparar 2 vidas. Como dice el refrán, no se puede comparar peras con manzanas 😉
  • Cuando nos comparamos, asumimos que el guion de otr@s es el más valido para nuestra propia película.
  • La comparación que se hace habitualmente (tu ganas y yo pierdo) genera sentimientos de frustración, culpa, envidia… que nos llevan a rumiar en vez de actuar para mejorar.
  • Cada vez que nos comparamos, enviamos a nuestra mente un mensaje de escasez, como si no hubiese suficiente para todo el mundo y que el hecho de que alguien tenga algo que quisiéramos nos deja con "uno menos" para nosotros.

Pese a todo, tengo muy claro que es difícil librarse de la comparación, por nuestra naturaleza y por la sociedad de consumo que nos “impone” un ideal de éxito.

Si te comparas, que sea para inspirarte y para crecer

Como parece complicado dejar de compararse (yo no lo he conseguido), podemos aprovechar estas comparaciones para conectar con los cambios que queremos hacer en nuestra vida. Al final, cada vez que me comparo y que siento un poco de envidia, puedo reflexionar sobre las posibles carencias que esto me devuelve en mi propia vida.

En vez de medirme respecto a otr@s, puedo empezar a conectar con mis propias necesidades y aspiraciones. De esta forma, dejo de compararme para inspirarme. Te dejo una tabla para que veas la diferencia tan grande que existe entre estos 2 enfoques:

Header

Me mido respecto a otr@s

Conecto con mis propias necesidades

Mecanismo

Evaluación

Inspiración

Sentimiento hacia fuera

Envidia

Admiración

Sentimiento hacia dentro

Frustración, culpa

Curiosidad, humildad, ilusión

Tiempo

Pasado por no tener lo que quiero en el presente

Presente para conseguir lo que quiero en el futuro

Visión

Escasez 

Abundancia

Enfoque

Reactivo

Proactivo

Consecuencia

Rumiación

Acción

Te pongo algunos ejemplos:

  • Siento envidia por alguien que es su propio jefe y que tiene más libertad que yo en su entorno laboral -> Puedo reflexionar sobre los cambios que me gustaría hacer en mi propia situación laboral.
  • Siento envidia por alguien que tiene muchas actividades de ocio -> Puedo reflexionar sobre el ocio que tengo actualmente en mi vida y las acciones que podría poner en marcha para enriquecerlo.
  • Siento envidia por alguien que toca la guitarra de maravilla -> Puedo pensar en el espacio que le quiero dar a la música en mi propia vida.

Para poder hacer este cambio de enfoque, considero que es importante tener en cuenta algunas cuestiones:

  • Puedes compararte en algunos aspectos específicos de tu vida, pero nunca valores en conjunto si tu vida es "mejor" o "peor" que la de la otra persona. Recuerda que todas las personas somos únicas y diferentes, porque nuestras circunstancias también son distintas.
  • Incluye una reflexión para evitar asumir como propios los guiones de otras personas. El hecho de que alguien se compre una casa grande no significa que deberías intentar hacer lo mismo.
  • No te culpes por no tener en tu vida lo que ves en la otra persona. No lo tienes y punto. De nada sirve machacarte por cosas del pasado sobre las cuales no puedes hacer nada. Recuerda que las personas proactivas se centran exclusivamente en su circulo de influencia.
  • Aprovecha la comparación para reflexionar y marcarte una dirección. No pretendas llegar de un día para el otro al mismo nivel que la otra persona. Para conseguir desarrollar capacidades, cambiar hábitos y lograr resultados, es necesario andar un largo camino. No pretendes llegar mañana al mismo punto, tan solo ponerte en marcha por este mismo camino.
  • Si no está en tus manos hacer nada para introducir en tu vida el aspecto que ves en la otra persona, en este caso, puedes aprovechar para trabajar sobre la aceptación ya que es la única actitud constructiva frente a todo lo que se encuentra fuera de nuestro circulo de influencia. En cualquier caso, siempre puedes conectar sobre la necesidad que te ha despertado y buscar formas distintas de cubrirlas. 

Compararte contigo mism@ para mejorar

Considero que la vida es un proceso continuo de cambios, aprendizajes y crecimientos. En este sentido, podemos plantear de forma proactiva los cambios que queremos hacer en nuestra vida. Si somos capaces de hacerlo conectando con nuestra esencia, y sin dejarnos influenciar demasiado por lo que otr@s esperan de nosotros, entonces entenderemos que la única comparación que tiene sentido es la que podemos hacer con un@ mism@.

La única persona con la que deberías compararte es con la persona que eras ayer. Esa es la persona a la que debes superar y en la que debes fijarte para ser mejor. Sigmund Freud

En este caso, tu forma de medir tus éxitos y tu satisfacción en la vida dependerá de tus propias acciones y esfuerzos y no de lo que tengan los demás. Ahora bien, esta comparación debería hacerse con mucha amabilidad para no convertirla en otra fuente de frustración, culpa… por no ser como "deberías" ser.

Si has incorporado la costumbre de hacer un balance al final de cada año, puedes aprovecharlo para compararte de forma amable con el año anterior. Así podrás tomar consciencia de tus avances y de los cambios que estás consiguiendo en tu vida. Contribuye a tu proceso de mejora continua y a tu crecimiento personal.

Conclusión

Somos seres sociales y creo que el hecho de compararnos es inevitable. Lo que sí podemos buscar es que esta comparación sirva para hacernos más grande, en vez de sentirnos más pequeño.

Aprovecha la perspectiva que te da el hecho de compararte con otra persona para reflexionar sobre lo que quieres cambiar en tu vida. Luego ponte en marcha, pasito a pasito, comparando tu yo de hoy con el de ayer.

Y para los que tienen hij@s o herman@s, no quiero terminar este artículo sin recomendar el maravilloso libro "Hermanos, no rivales" de Adel Fabere y Elaine Mazlish. Lo leí buscando recursos para trabajar sobre los celos entre mis hijos y me encontré con un libro que explica, de forma sencilla y con muchos ejemplos, el impacto tan grande que tienen las comparaciones en nuestras vidas. Lo recomiendo al 100% 😉

Te dejo con una cita inspiradora y un consejo práctico.

Y recuerda ¡Decides tu vida si no quieres que otros decidan por ti!

¡Un abrazo! 

Sylvain

La comparación es el ladrón de la felicidad. Theodore Roosevelt

Te toca a ti


Te invito a hacer una lista de las personas y aspectos concretos que te generan cierta envidia. Luego reflexiona sobre tus propias necesidades y aspiraciones a la luz de estas comparaciones.
 
Ahora hazte la siguiente pregunta ¿Qué me gustaría cambiar en mi vida? La respuesta a esta pregunta te indicará si conviene ajustar tu rumbo a través de tu visión personal a 5 años.

¿Te animas a compartir algunas de tus reflexiones en los comentarios?

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Sobre el Autor

Hola, me llamo Sylvain Arzo. Soy francés y vivo en Sevilla desde 2007. Soy ingeniero de profesión y coach humanista por vocación.
Escribo en este blog para compartir reflexiones y consejos prácticos para tener una vida con más sentido y menos estrés ¿Quieres que te acompañe en el camino de tu crecimiento personal?

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  1. Nunca me he comparado con otra niña, ni otra adolescente, ni mujer. No es mi caso envidiar lo que tienen otras personas, sino alegrarme por ellas.
    he sufrido malos tratos desde niña, y tengo las secuelas típicas, miedo a la soledad, a no tener a nadie que me quiera.
    mi personalidad es la de ser demasiado confiada, pienso bien, y luego me sorprenden.
    ahora, tampoco me comparo con otras mujeres, cada una es como es. Me considero una mujer enferma, ya desde hace mucho tiempo.
    Me gustaría dejar de serlo, que mis enfermedades crónicas, no me impidan hacer las cosas que me gustan. Me gustaría ser fuerte y valiente, sin compararme con nadie, solo conmigo misma.

    1. Hola Sabina. Gracias por compartir tu experiencia. Siento mucho que hayas sufrido malos tratos y espero que puedas encontrar el acompañamiento profesional que necesitas para trabajar sobre las secuelas que comentas y sentirte mejor. En cuanto a la idea de compararse o de sentir envidia por otras personas, creo que alegrarte por ellas, tal y como lo haces, es la actitud la más constructiva.
      Te deseo mucho ánimo.
      ¡Un abrazo fuerte!

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