Quizás os sorprenda la idea de sacar enseñanzas de las plantas para nuestro crecimiento personal. Lo cierto es que podemos aprender mucho observando la naturaleza. Nos da muchas lecciones sobre nosotros y sobre nuestras relaciones con los demás.
Me gustan mucho las plantas. Es algo que he heredado de mi madre, aunque me queda mucho camino para tener tan buena mano como tenía ella. Siempre he tenido plantas en mi casa, y con el tiempo me he dado cuenta que tienen mucho que enseñarme sobre la vida. Os dejo aquí mi reflexión con 15 enseñanzas para crecer como persona.
1- Todo es efímero en la vida
Las flores se abren, lucen y caen. Así de sencillo. Algunas duran semanas, otras días, pero todas terminan muriendo. De esta sencilla observación podemos sacar una de las principales enseñanzas: todo es efímero.
En teoría es algo que sabemos todos pero, como comentaba en mi artículo sobre la importancia de no malgastar el tiempo, solemos vivir como si no fuéramos a morir nunca. Por eso viene bien recordarlo, para sacar el máximo provecho del tiempo que tenemos.
El poeta francés Pierre de Ronsard lo decía en estos versos de su poema "Cuando seas muy vieja":
"Vive ahora, no aguardes a que llegue el mañana,
coge hoy mismo las rosas que te ofrece la vida."
2- Hace falta soltar para poder avanzar
En general, es necesario que muera una flor o una fruta para que salga una nueva semilla. Si la tomatera no soltara su tomate, no habría semilla para que crezca una nueva tomatera.
Este mismo principio aplica en nuestras vidas. Tenemos que saber soltar para poder empezar algo nuevo.
3- Tenemos dentro de nosotros un potencial increíble
Una pequeña semilla tiene dentro todo lo necesario para llegar a ser algo único y hermoso: una planta, una flor o un gran árbol.
De la misma forma, todos tenemos dentro de nosotros la grandeza que necesitamos para alcanzar nuestros sueños. La única diferencia con la semilla es que tenemos que tomar consciencia de nuestro potencial para poder sacarle partido.
4- Si generas ideas, terminarán dando sus frutos
Para tener una nueva planta, hace falta poner semillas. Sin estas semillas, no podrás cosechar ningún fruto.
En la vida, nuestras ideas son estas semillas. Podemos conseguir nuevas ideas en las conversaciones con amigos o desconocidos, en libros, en formaciones… No todas "germinarán", pero algunas sí.
5- Si estamos abiertos, sabremos aprovechar las oportunidades
Si un terreno está bien abonado, entonces crece de todo. Las semillas que se depositan en él tendrán mucha probabilidad de crecer.
Es lo que nos pasa cuando tenemos un espíritu abierto, curioso, inquieto… Las nuevas ideas surgen y se desarrollan con mucha facilidad.
6- El valor de la paciencia y perseverancia
Las semillas tardan en germinar. Durante los primeros días parece que no esta pasando nada, y esto nos puede frustrar. Pero si las seguimos regando, terminarán germinando.
Es lo que nos pasa cuando intentamos iniciar un nuevo camino, o introducir un nuevo hábito. Al principio no vemos resultados y podemos desesperarnos e incluso abandonar. Pero con paciencia y perseverancia todo termina llegando. Lo importante en ese momento es centrarse en la acción y no en los resultados. Tener la certeza que las acciones correctas nos llevaran a los resultados correctos.
7- Adaptarse y sacar provecho a los cambios
Cuando cambia el entorno de una planta, esta se adapta para seguir creciendo:
- Si se reduce el agua, profundiza sus raíces
- Si esta expuesta a mucho sol, dobla sus hojas para tener menos superficie y evaporación.
- Si aparece un obstáculo entre ella y el sol, busca otro camino.
Cuando cambian las circunstancias, la planta no se queda anclada en el pasado, pensando en lo injusto que es la nueva situación. Centra todo su energía en adaptarse. Adaptarse o morir.
Por suerte, somos más evolucionados que las plantas. Pero en este aspecto en concreto tendríamos mucho que aprender de ellas. Cuando nuestra situación cambia, en vez de rumiar sobre el porque del cambio, deberíamos centrar toda nuestra energía en encontrar la forma de sacar el máximo provecho de la nueva situación.
8- La importancia de la constancia en las relaciones
Lo interesante de la observación de las plantas es que no mienten sobre la calidad de la relación que tenemos con ellas. Cualquier pequeña dejadez en nuestra atención se puede observar. Imaginemos una planta que necesite agua cada 2 días. Si dejo de regarla durante un mes y luego le pongo de golpe todo el agua, la planta se resentirá mucho o morirá.
En cambio, en las relaciones humanas, pensamos a veces que podemos compensar puntualmente una falta de atención en el día a día. Por supuesto, esto no funciona, aunque no se vea con la misma claridad que con las plantas. El secreto está en la constancia.
9- Los hábitos son muy frágiles al principio
Los nuevos hábitos se parecen a unos pequeños plantones. Un plantón de árbol necesita de mucho cuidado al principio, hasta que desarrolle unas raíces fuertes para seguir creciendo con muy poca atención.
Es lo que te comentaba en mi artículo sobre la importancia de los pequeños hábitos. Necesitan mucho cuidado y constancia al principio, pero se mantienen solos cuando están bien consolidados.
10- Cuidado con forzar demasiado la máquina
Si plantas una y otra vez las mismas plantas en la misma tierra, el terreno terminará por empobrecerse y las plantas no crecerán tan bien.
Es lo que nos pasa cuando queremos producir mucho y dejamos de cuidarnos. Terminamos rindiendo menos. El secreto está en el difícil equilibrio entre productividad y descanso para poder sacar el mejor provecho.
11- La importancia de tener tiempos para pararnos antes de seguir avanzando
En la naturaleza no todo es crecer. Existen tiempos para cada cosa. Muchas plantas pierden sus hojas en otoño e invierno para renacer en primavera. Incluso algunas se quedan varios meses bajo la tierra, en forma de bulbo, para volver a surgir un día, como de la nada.
También necesitamos tiempos para parar y centrarnos en uno mismo. Creo por ejemplo que el invierno es un bueno momento para mirar hacia dentro, para luego volver a salir hacia fuera con más fuerza.
12- No debemos confundir los síntomas con el problema
Las ramas y las hojas son la parte visible de una planta, pero las raíces se encuentran escondidas debajo de la tierra. Cuando las hojas de una planta empiezan a ponerse amarillas, estamos ante el síntoma visible de un problema que se oculta debajo de la superficie y que puede ser: falta de agua, abono…
En nuestra vida tendemos a tratar los síntomas en vez de ir a las causas raíces de los problemas. Por ejemplo cuando nos duele la cabeza, tomamos una pastilla para hacer desaparecer el síntoma, en vez de buscar y tratar el problema que se esconde detrás de este dolor: el estrés, el sueño, las preocupaciones, la alimentación… Es una forma de matar el mensajero que nos trae malas noticias. Un enfoque poco adaptativo 😉
13- Cada persona es única y tiene sus propias necesidades
Todas las plantas son distintas y tienen necesidades específicas. Algunas necesitan más agua, otras menos, algunas quieres sol directo y otras sombra… Si las cuidamos todas por igual es probable que algunas se nos mueran. Lo que está claro es que no sacarán todo su potencial.
Lo mismo pasa con la gente en general y con los hijos en particular. Como te comentaba en mi artículo sobre la educación de nuestros hijos, no podemos pretender que todos los hijos sean iguales, o que lo que ha funcionado con uno funcione con otro. Sólo una observación cariñosa y libre de etiquetas nos puede enseñar la esencia y las necesidades de cada uno.
14- Los pensamientos negativos consumen nuestra energía
Si tienes plantas, seguro que habrás tenido que luchar contra una plaga de pulgones. Estos pequeños insectos se pegan a la planta para aprovechar su salvia. Un pulgón aislado no produce mayor efecto pero cuando se multiplican, pueden debilitar mucho la planta.
Creo que los pulgones son como nuestros pensamientos negativos: quejas, rumiaciones, preocupaciones… Los tenemos muy pegados y chupan buena parte de nuestra energía.
15- Para obtener resultados distintos, se deben hacer cosas diferentes.
Si plantas una tomatera, tendrás tomate. Si plantas un calabacín, tendrás calabacín. La naturaleza nunca permitirá que una tomatera te dé un calabacín.
Lo que acabo de decir es una evidencia, pero en la vida solemos esperar que las cosas cambien, haciendo exactamente lo mismo. Y por supuesto: no funciona.
Einstein definió la locura como hacer siempre lo mismo y esperar resultados distintos. Así que si queremos empezar a cosechar frutos distintos, deberíamos empezar a "plantar" ideas diferentes.
Conclusiones
Cuando se trata de nuestro crecimiento personal, cualquier observación puede suponer un aprendizaje valioso. En este caso, las plantas nos puede enseñar mucho sobre nosotros, nuestras relaciones, nuestra forma de vivir la vida…
Te dejo con una cita inspiradora y un consejo práctico.
Y recuerda ¡Decides tu vida si no quieres que otros decidan por ti!
¡Un abrazo!
Sylvain
No juzgues cada día por la cosecha que recoges, sino por las semillas que plantas. Robert Louis Stevenson
Te toca a ti
Si te gusta experimentar, te animo a comprar algunas semillas de flor, planta o árbol y plantarlas en una pequeña maceta y ponerla en un sitio que veas cada día. Riégala y observa lo que haya que observar, con la ilusión de un niño. Puede ser una forma muy bonita de acordarte de algunas de las enseñanzas que he compartido en este artículo.
Llevo 15 días con mi hijo mediano, regando unas semillas de planta carnívora (Dionaea muscipula). De momento no ha salido nada, pero mi hijo ya está imaginando su planta devoradora de bichos 😉 Por lo visto tardan 20 días en germinar… Paciencia, constancia y ¡Mucha ilusión!
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