Como sabes, la misión de mi blog es ayudarte a tener una vida con más sentido y menos estrés. Llevo ya cuatro meses escribiendo y no he dedicado todavía un post especifico al estrés. Creo que ya es hora de darle todo el protagonismo que se merece 😉
La palabra "Estrés" es trending topic en nuestra sociedad. No se limita al entorno laboral sino que la usamos en cualquier aspecto de nuestra vida. Nos estresan cosas tan variadas como: los atascos, una mudanza, nuestro jefe, nuestra pareja, las compras, el desorden, elegir un destino para las vacaciones… Parece ser que mucha gente convive con un estrés crónico que llega a formar parte de su vida normal.
El estrés como tal no es malo, de hecho ha permitido a nuestros antepasados sobrevivir en situaciones difíciles. No obstante, el nivel de estrés que tenemos actualmente nos perjudica más de lo que nos beneficia.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la ansiedad y la depresión serán en 2020 la principal causa de baja laboral en las naciones desarrolladas y la segunda enfermedad más prevalente en el mundo. En la mayoría de los casos estas dos patologías están asociadas a altos niveles de estrés.
A nivel personal, empecé a interesarme especialmente por el estrés después de sufrir una crisis de ansiedad, hace ya más de diez años, cuando trabajaba construyendo carreteras en Madagascar. Todo empezó con un alto nivel de estrés en el trabajo al enfrentarme a un reto que me venía especialmente grande. Lo superé sin necesidad de ayuda externa, pero esta experiencia me hizo tomar conciencia de que me faltaban herramientas para enfrentarme de forma constructiva a este tipo de situaciones.
El estrés es sin lugar a duda uno de los grandes retos a los cuales se enfrenta la sociedad del siglo XXI. No obstante poca gente sabe realmente lo que es el estrés. En este post voy a intentar responder a esa pregunta.
¿Qué es el estrés?
Se puede definir el estrés como una reacción automática de organismo para afrontar una situación que se percibe como amenazante o un desafío para el cual consideramos que no disponemos de los recursos necesarios (habilidades, capacidades, tiempo...)
En general cuando hablamos de estrés solemos referirnos al estrés negativo pero existen dos tipos de estrés:
- Eustrés o estrés positivo: es un proceso natural y habitual de adaptación, que consiste en una activación durante un período corto de tiempo con el objetivo de resolver una situación concreta que requiere más esfuerzo.
- Distrés o estrés negativo: es aquel que supera el potencial de vuelta al equilibrio del organismo causándole fatiga, mayores niveles de ansiedad, de irritabilidad...
¿Qué es lo que nos estresa?
En el mundo animal, el estrés aparece principalmente para hacer frente a situaciones reales de peligro. Por ejemplo para huir de un depredador. En cambio, para los humanos no existe una causa universal del estrés. A cada persona le puede estresar algo diferente.
En cualquier caso, los estudios realizados con animales y humanos parecen indicar que los siguientes factores favorecen la aparición del estrés:
- Novedad
- Impredecibilidad
- Falta de control sobre la situación
- Amenaza para la personalidad
Por ejemplo, se ha comprobado que las ratas de laboratorio que reciben descargas eléctricas tras sonar una campana, se estresan menos que aquellas que reciben la descarga sin aviso previo. Pobres ratas…
¿Por qué las cebras no tienen ulceras?
Es difícil hablar del estrés sin mencionar el libro "¿Por qué las cebras no tienen ulcera?" de Robert Sapolsky. Este libro nos ofrece un estudio detallado de los mecanismos y de las consecuencias del estrés en animales y humanos.
Imaginemos una cebra que pasta tranquilamente junto al resto de la manada en la sabana africana. De repente aparece una leona. ¿Qué hace la cebra? Huye violentamente y, si está sana, es muy probable que logre escapar. Para conseguir esta proeza, la cebra se ha beneficiado de un gran aliado: el estrés.
El estrés desencadena automáticamente una serie de reacciones para bloquear o ralentizar todas las funciones corporales que consumen energía y que no son estrictamente necesarias para la huida.
La cebra ya no siente hambre ni dolor. Se interrumpe la digestión porque la sangre se va a los músculos a activar para la huida, sube el azúcar y la adrenalina en la sangre para dar un pico de energía, los músculos se tensan, la respiración se acelera para que entre más oxígeno, las pupilas se dilatan para detectar los movimientos de la leona... Todos los recursos se alinean con un único objetivo: ponerse a salvo.
En este caso el estrés está cumpliendo con su función de protección frente al peligro, activando mecanismo en el organismo para huir o luchar. Cuando la amenaza desaparece, el cuerpo recupera su equilibrio.
Una vez reunida con el resto de la manada, la cebra volverá a pastar plácidamente hasta el próximo susto.
El estrés contemporáneo
El mecanismo del estrés que tenemos incorporado los humanos es muy similar al de la cebra. El problema que tenemos es que este mecanismo ya no se adapta a las amenazas reales o imaginarias de la vida moderna.
El hombre moderno no tiene que huir de una leona o de un oso. Las amenazas son menos evidentes y suelen responder a preocupaciones o expectativas. Esto nos pasa por nuestra capacidad de anticipación e imaginación que nos diferencia de la mayoría de los animales.
La cebra, que tiene poca capacidad imaginativa, olvida el peligro cuando éste desaparece, mientras que los humanos tenemos la capacidad de preocuparnos por un estresor aunque no esté frente a nosotros. Numerosos estudios han demostrado que un estresor imaginario nos desgasta prácticamente tanto, física y mentalmente, como uno real.
El cerebro es un experto buscador de amenazas. Sonia Lupien
Por estos motivos, los estresores contemporáneo no aparecen de manera tan puntual, ni desaparecen tan fácilmente. El estrés comienza a ser una situación permanente, continua en el tiempo, crónica.
Te dejo aquí un extracto del programa "Redes" muy ilustrativo de lo que se entiende por estrés contemporáneo.
¿Cómo nos afecta el estrés?
Como hemos comentado, el estrés produce una serie de respuestas automáticas en nuestro organismo para prepararnos a hacer frente a la amenaza.
Al igual que para las cebras, cada vez que sufrimos un episodio de estrés se interrumpe nuestra actividad normal: la presión arterial y la coagulación sanguínea se disparan, la digestión se para, los músculos se tensan, la sudación aumenta, crece el nivel de azúcar en sangre, los órganos sexuales interrumpen la producción hormonal…
Estas alteraciones no tienen mayor consecuencia si ocurren puntualmente, permitiendo al cuerpo volver a su estado de equilibrio. El problema surge cuando el estrés se vuelve crónico. Entonces podemos desarrollar síntomas como: insomnio, problemas de digestión, falta de concentración, rigidez muscular, problemas de memoria, dolores de cabeza, problemas sexuales, cansancio, adicciones, descontrol del peso…
Desgraciadamente eso no es todo. Cuando estamos sometido a demasiado estrés, el cuerpo pierde su equilibrio y libera una gran cantidad de cortisol, la hormona del estrés por excelencia. Según los estudios, este desequilibrio puede tener graves consecuencias: debilitar el sistema inmunológico, incrementar la formación de placa que conduce a la arteriosclerosis, acelerar la formación de trombos que pueden causar un infarto de miocardio, fomentar la manifestación de la diabetes, afectar a las neuronas, contribuir a la ulceración del intestino…
Por ejemplo, unos estudios han puesto en evidencia que las personas sometidas a mucho estrés tienen mayor predisposición a contraer un resfriado. Esto se debe al efecto del estrés sobre el sistema inmunológico.
Y sin necesidad de estudios en laboratorio, las personas que tienen herpes saben que cuando sufren mucho estrés, sus defensas bajan y el herpes sale.
Conclusión
La evolución nos ha dotado del estrés para enfrentarnos a las amenazas de nuestro entorno. Gracias al estrés hemos llegado vivos hasta aquí. Hoy en día el estrés nos sigue ayudando a activar recursos para enfrentarnos a los desafíos de la vida.
El problema es que el estrés se está volviendo crónico por la gran capacidad de nuestro cerebro para inventarnos amenazas. Este estrés crónico esta al origen de muchas de las dolencias que sufrimos en nuestra sociedad moderna.
En definitiva, el estrés es nuestro aliado pero debemos aprender a conocerlo para que no se convierta en nuestro peor enemigo.
Te dejo con una cita inspiradora y un consejo práctico.
Y recuerda ¡Decides tu vida si no quieres que otros decidan por ti!
¡Un abrazo!
Sylvain
Casi todo cuerpo humano está sometido a una gran cantidad de presión y estrés, no porque esté amenazado por algún factor externo, sino por la acción interior de la mente. Eckhart Tolle.
Te toca a ti
En este post nos hemos centrado en entender mejor lo que es el estrés a nivel general. Ahora te propongo seguir con este estudio en tu caso particular, identificando aquello que te produce estrés. Este pequeño ejercicio te ayudará a entender mejor tu estrés y empezar a regularlo.
Si te ha gustado este post no dudes en compartirlo:
Hola Sylvain,
Me ha gustado tu artículo y me ha parecido muy útil. Si te soy sincero, tengo pensado escribir un post acerca del estrés (con los 2 tipos de estrés), así que probablemente mencione este artículo, ya que es muy completo y aporta bastantes datos. Se nota que hay curro detrás, de investigación e información.
Felicitaciones por ello y un abrazo grande compañero!
¡Muchas gracias Miguel Ángel! Me alegro que te haya resultado interesante y estoy encantado de que quieras mencionarlo en tu blog 😉
Por cierto, veo que se ha resuelto el problema para dejar comentarios.
¡Un abrazo!
Hola Sylvain, estoy encantada te haberte conocido y me siento muy feliz de compartir este espacio contigo y quiero agradecerte tus reflexiones y consejos, gracias por todo lo que aprendo, eres un sol. Te deseo lo mejor, no cambies nunca.. Un abrazo
¡Muchas gracias Irene! Yo también estoy encantado de haberte conocido. Me alegro mucho de que lo que escribo te sea útil ¡Nos vemos pronto!
Un fuerte abrazo