Todos sabemos que nuestro lenguaje no verbal influye mucho sobre cómo nos ven las demás personas. Lo que no es tan conocido es que también influye en cómo nos vemos a nosotros mismos.
Esta idea puede resultar sorprendente en un mundo occidental en el cual llevamos siglos considerando que la mente esta separada del resto del cuerpo.
En su charla TED de 2012 “El lenguaje corporal moldea nuestra identidad”, la psicóloga social Amy Cuddy presenta los resultados de sus estudios que demuestran que mantener determinadas posiciones de poder durante un par de minutos eleva la seguridad en uno mismo, incrementa los niveles de testosterona y reduce el cortisol, la hormona del estrés.
Encontrarás la charla completa al final del artículo. Te recomiendo verla entera porque es muy ilustrativa y fue una de las más vistas en TED. Pero antes, te recomiendo leer mi artículo con las principales conclusiones de estos estudios y un ejemplo de cómo las he aplicado en mi vida.
Nuestro cuerpo comunica con nuestra mente
Es conocido que nuestra mente influye en nuestro cuerpo. Todos hemos notado en "nuestras propias carnes" el efecto de emociones, sentimientos, pensamientos… Y si no lo tenéis claro, os dejo algunos ejemplos de situaciones que nacen en la mente y se reflejan en nuestro cuerpo:
- Estrés -> Mover las piernas, sudar, temblar…
- Preocupación -> Apretar los dientes, morder las uñas…
- Tristeza -> Agachar la cabeza, dejar caer los hombros hacía delante, arrastrar los pies…
- Alegría -> Levantar la cabeza, sonreír, andar ligero…
- Victoria -> Alzar los brazos en V, gritar, sonreír…
En base a esto, la pregunta que se hizo Amy Cuddy es: si sabemos que la mente puede provocar cambios en el lenguaje no verbal, ¿es posible que también determinados lenguajes corporales puedan influir sobre la mente?
La conclusión a la que llegó, es que nuestros gestos y la manera como nos presentamos físicamente pueden influir no solo en cómo nos perciben los demás, sino que afectan a nuestro estado de ánimo e incluso la química de nuestro organismo.
Lo que ha observado es que adoptando determinadas posturas durante un par de minutos, nuestro cuerpo segrega ciertas sustancias químicas que nos ayudan a presentarnos ante terceros y ante uno mismo en coherencia con dichas posturas.
En resumen: el mero hecho de adoptar determinadas posturas, aunque sean fingidas, nos ayuda a comportarnos y sentirnos de acuerdo a la postura. Es lo que se conoce en inglés como "Fake it until you make it", que sería algo como "Fíngelo hasta que lo logres".
Una forma muy sencilla de experimentarlo es con la sonrisa. Desde hace millones de años, sonreímos cuando nos sentimos felices. Se ha creado una asociación muy profunda en nuestro subconsciente: estoy feliz -> sonrío. Lo que cualquier puede experimentar es "forzarse" a sonreír en un momento determinado y se dará cuenta de que le hace sentir bien. Nuestra mente interpreta que si sonreímos es porque estamos bien.
El lenguaje no verbal de las posturas de poder y de sumisión
Amy Cuddy nos cuenta como existen ciertas posturas universales a todo el reino animal y que consideramos “de poder” o de “sumisión”:
- Las posturas de poder están asociadas a la expansión. Nos hacen abrirnos, crecer y tomar más espacio. Lo hacemos cuando nos sentimos poderosos. Así, cuando alguien cruza la meta y gana, lleva las manos arriba en forma de V y levanta la cara.
- Las posturas de sumisión corresponden exactamente a lo contrario. Nos cerramos y nos hacemos pequeños. Esto es lo que sucede cuando nos confrontamos a alguien que se muestra muy poderoso con nosotros. Tendemos a hacernos pequeños.
En general los poderosos son más positivos, optimistas y tienen más confianza. A nivel fisiológico tienen niveles más altos de testosterona, la hormona de la dominación, y niveles más bajos de cortisol, la hormona del estrés.
Experimentos de Amy Cuddy sobre las posturas de poder
La hipótesis de Amy Cuddy es que adoptar una postura “de poder”, aunque sea fingida, puede tener un efecto determinante en la forma en la cual gestionamos nuestras relaciones sociales. Para demostrarlo hicieron una serie de experimentos sociales.
Un experimento consistía en traer gente al laboratorio y pedirles de manera aleatoria que asumieran, por 2 minutos, posiciones de poder o de sumisión. Luego se les invitó a apostar en un juego y se midieron las variaciones de sus niveles hormonales.
Los resultados fueron los siguientes:
Postura de poder | Postura de sumisión |
---|---|
86% se arriesgan a apostar | 60% se arriesgan a apostar |
Nivel de testosterona sube un 20% | Nivel de testosterona baja un 10% |
Nivel de cortisol baja un 25% | Nivel de cortisol sube un 15% |
En otro experimento invitaron de la misma manera a varias personas a tomar posiciones de poder o de sumisión durante 2 minutos. Luego les sometieron a una entrevista de trabajo muy estresante durante 5 minutos.

Después de las entrevistas, unos analistas que no sabían qué posiciones habían tomado las personas, tenían que decidir a quienes contratarían en base a las grabaciones de las entrevistas. ¿Qué pasó? Pues que en la gran mayoría de los casos optaron por los candidatos que habían tomado posiciones de poder, de forma independiente del contenido de su discurso.
¿Cómo apliqué estos conocimientos a mi vida?
Cuando vi por primera vez esta charla de Amy Cuddy me pareció tan poderosa que decidí aplicar sus consejos haciendo 4 pequeños cambios en mi vida:
- Cuando estaba estresado en el trabajo, me ponía a mover la pierna rápidamente. Me di cuenta que este gesto me ponía más nervioso todavía. Después de tomar consciencia de este círculo vicioso: estoy estresado -> muevo la pierna -> me mantengo estresado, decidí simplemente dejar de hacerlo cambiando este hábito negativo. Con este pequeño cambio, conseguí que mi cuerpo dejará de enviar a mi mente el mensaje de que estaba estresado.
- Me sonrío cada vez que me miro en un espejo. Una sonrisa amplia que me da mucha tranquilidad y bienestar. Lo hago sea cual sea mi estado de ánimo y me permite volver a conectar con mi paz interior.
- Cuando hago mi meditación de Mindfulness por la mañana, me coloco en una posición de dignidad que me transmite mucha calma, coherancia, equilibrio... Y al hacerlo cada día dentro de mi rutina matutina, termina teniendo un efecto muy grande.
- Si tengo que enfrentarme a un reto que me viene grande (una presentación, una reunión…) mantengo una postura de poder durante unos segundos para estar en las mejores condiciones.
Son pequeños cambios que tuvieron un impacto muy grande en mi día a día y me ayudaron a reducir el estrés en el trabajo.
Conclusiones:
Los estudios más recientes parecen demostrar que el lenguaje corporal afecta a cómo nos vemos a nosotros mismos. En este sentido se puede decir que el cuerpo influye en la mente.
Este conocimiento nos ofrece una herramienta muy poderosa para enfrentarnos a los retos y momentos difíciles de la vida.
Ahora, como prometido, te dejo la magnifica charla de Amy Cuddy y más abajo encontrarás como de costumbre mi consejo práctico para poder empezar a experimentar cambios en tu lenguaje corporal 😉
Te dejo con una cita inspiradora y un consejo práctico.
Y recuerda ¡Decides tu vida si no quieres que otros decidan por ti!
¡Un abrazo!
Sylvain
Aunque te sientas superado, hazte grande, expandete y actúa como si te comieras el mundo. Tu cuerpo y tu mente se alinearán para que así sea.
Te toca a ti
Si no estas convencido todavía del efecto que tiene el cuerpo sobre tus estados de ánimo, te propongo el siguiente reto: Dibuja sobre tu cara una sonrisa grande y amplia. Una que te ilumina la cara entera ¿Ya la tienes? Bien. Ahora, manteniendo esta sonrisa, intenta pensar en algo malo, en algo que te preocupa... ¿Cuesta, verdad?
Al sonreír, le estás enviando a tu mente el mensaje de que todo va bien. Y esto no es compatible con tener pensamientos negativos.
Si quieres empezar a aplicar estos conocimientos en tu vida, te planteo observar tus posturas de "Sumisión" para sustituirlas por posturas de "Poder" que te hagan sentir mejor. De esta forma podrás aprender a usar tu cuerpo para enviar a tu mente mensajes positivos, incluso, y especialmente, en los momentos más tensos.
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